martes, 26 de mayo de 2015

En las Memorias de Mary Jane ... el primer recuerdo.

No supe exactamente en qué momento mi piel se había impregnado de su aroma, quizá fue aquél día en la preparatoria que lo conocí, cuando le pedí ayuda con esa tarea que sin duda me daba un enorme dolor de cabeza. Quizá fue ese momento en el que su aroma, su escencia decidió adherirse a mi piel como un hermoso tatuaje.

Buscaba a alguien que entendiera la vida como yo, alguien que simplemente me llenara la mente, no sólo de buenos ratos, sino de conocimiento, de emoción, de ciencia. 

Yo necesitaba a alguien que me amara aún cuando caía, aún cuando era la peor persona de la tierra. 

Entonces aparecí ante él, con mi cuaderno de cálculo diferencial en la mano y con una cara enorme de angustia. Se estremeció. Siempre he sido una chica muy activa, con una actitud de mucha energía, sin percatarme que quizá estaba causando una tormenta de emociones en ese muchacho, llegué con esa confianza inata que me caracteriza, con ese talento que tengo para hablar con desconocidos como si los conociera de mucho tiempo. 

Entonces me di cuenta, sonrió, pero su cuerpo estaba rigido como una tabla, me miró algo nervioso pero demasiado alegre. Sonrió, podría jurar que es la sonrisa más linda que he visto jamás. Es fácil escribir cosas bellas sobre alguien que se ama o se estima mucho, simplemente fluyen y a veces hasta siento que pierden el sentido, sin embargo, puedo decir objetivamente que es la sonrisa mas bonita que he visto en mi vida.

Seguramente fue en ese momento en el que mi piel decidió que adoptaría su aroma como suyo, como algo propio, seguramente nuestras almas se dieron cuenta de lo que para nuestros ojos, o quizá sólo para los míos en el momento, estaba oculto. Seguramente desde ese instante, ya todo tenía sentido.

Fue un momento que por alguna razón yo tengo muy presente y él no. Algo sin chiste, una simple tarea de preparatoria, un chico inteligente y amable, una sonrisa y nada más que un destino que nos uniría para siempre.

Siempre quise un mejor amigo, para poder contarle mis aventuras y desventuras, un amigo con el qué contar aún cuando metiera la pata, que jamás me juzgaría. Sin darme cuenta, ahí estaba él, callado, esperando, esperando que sea feliz, ¿Quién iba a decirle que lo sería con él mismo?

Todo empezó con la materia que yo más odio y con la materia que el más ama. El destino tiene muchas ironías y la más grande fue, que a pesar de saber que siempre estuvo ese sentimiento ahí, tarde 3 años en tomar las riendas y hacer lo que siempre supe que tenía que hacer... 



...Entonces decidí besarlo.

MJ

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