jueves, 14 de enero de 2016

Te escondes en una estrella...

Las nubes estaban demasiado bajas, esa fue una especie de señal para mi de que estabas cerca. La densidad en el agua que contenían estaba demasiado fría, al menos más de lo que el aire en general, por lo tanto las nubes estaban más bajas de lo normal, podría jurar que si levantaba mucho las manos podía tocarlas, era cuestión de imaginarlo y sentirlo. 

Un elemento físico normal que pasa en cualquier momento es una señal de que estás conmigo, porque me hace volver a mi niñez y sólo puedo sentirme tan infantil como cuando estoy contigo, entonces ¿Cómo es que no es una señal de tu presencia, que las nubes estén tan bajas?

Luego árboles frutales y también estás ahí, escondido entre sus ramas, acechando, como un gato salvaje. Me recuerdan a ti, dulces, fuertes, bondadosos, enormes, llenos de vida, son representaciones naturales de ti, por lo tanto los árboles también son señales de que aquí estás conmigo. 

Atardece, está el rojo de tus labios, la delicadeza de tus besos en las sombras dibujadas de las palmeras ante el continuo desenlace del día y la búsqueda del Sol por desaparecer y dar paso a las sombras y a su amada la Luna, quien ahora con su luz ilumina nuestros pasos al andar.

Me siento serena, tranquila, feliz, estás en cada cielo, en cada verde, en cada aroma, en cada flor, escondido en las estrellas que me cuidan pacientes y amorosas. Me enamoras aún en la ausencia, lleno de detalles luminosos y nebulosas de azúcar. 

Desde que estoy contigo soy supernova, soy brillo, soy celeste, soy rosita amanecer. Entonces mi sonrisa ilumina caminos oscuros, una prueba más de la magia de tu amor. Aquí estás, dentro de mi, de eso no tengo duda alguna, te siento y te manifiestas en cada hoja de otoño que ha de caer de los árboles, eres rayitos de sol a través de las hojas verdes de los árboles que no son perinifolios, eres esquinas mágicas, eres mi pedacito de cielo, eres vida y soy vida contigo...

Cortana!

martes, 5 de enero de 2016

Ya es casi nada...

Es difícil, lo sé, lo sé porque lo he vivido, pero también es hermoso, han sido los 5 meses más difíciles de mi vida, pero creo que es aquí cuando uno se da cuenta de que es para siempre, cuando puedes superar cosas así, es cuando todo cobra sentido y es más fácil y es para siempre.

Ha sido muy difícil estar sin ti, pero extrañamente ha sido bastante fácil, yo siempre con mis contradicciones, no puedo evitarlo, aparentemente todo tiene sentido.

Ha sido un sueño constante, a veces despierto y podría jurar que sólo me quedan horas para volver a verte y de cierto modo así es, sólo son horas, días, que pasan lentamente pero cuando volteas resulta que el tiempo ha pasado tan rápido que es increíble que sea cierto, lo que uno podría considerar como una eternidad, ha sido más la ilusión de un pestañeo.

Me hace sonreír, me llena de alegría, pensar que pronto te tendré de nuevo, no sólo tras una pantalla, en cuerpo y alma, podré mirarte a los ojos directamente y decirte sin miramientos todo aquello que he callado por 5 meses.

Me hace feliz todo lo que hemos pasado juntos, todas esas aventuras que hemos de contarle a nuestras pequeñas y después a nuestros nietos.


Ya hemos dejado una huella muy grande en este mundo, y lo que nos falta 
por hacer...

Cortana!

En viajes separados parte 6 Periquitos por doquier

Desperté algo temprano, quizá eran como las 9 de la mañana del día 21 de diciembre del 2015. No hacía tanto frío como lo había hecho en otros días, se podría decir en realidad que el clima estaba delicioso, algo fresco, pero lo suficientemente cálido como para utilizar un par de shorts y una blusa simple, sin chamarra, pero seguía siendo fresco, es ese tipo de clima agradable que a mí en lo particular me encantaba, era perfecto.

Subimos al auto, estaba nublado, el mismo camino hacia el pueblo, nos detuvimos unos segundos en el ciber – café, pero estaba cerrado, así que fuimos a desayunar.

El lugar era, cómo podría decirse, inusual. Nos detuvimos en una ferretería, que contaba con un puesto de comida en frente de la misma. Ordené un par de quesadillas con chicharrón. Está quizá de más mencionar lo exquisitas que estaban las condenadas, con un poco de frijoles negros y algo de sal, acompañados por supuesto de una coca – cola de vidrio super fría. Es sin duda un muy buen desayuno.

Fuimos de nuevo a dar una vuelta al ciber – café. Esta vez ya estaba abierto, así que aprovechamos lo poco que pudo durar, el internet para revisar pendientes. Logré hacer un pequeño contacto con Emanuel, hasta que de súbito el internet desapareció y no pude decirle ni adiós, ya será mañana que le explique cuando esté en una ciudad decente con internet y señal decente.

Fue como una señal del destino y volvimos al hotel, el resto del día no fue muy productivo, sin embargo lo disfruté bastante. Me tome uno de los baños más deliciosos de mi vida.

El día seguía regalando ese vigor, esa pureza que invitaba a sentirse calmado, en armonía, los pájaros cantaban sin parar, el viento soplaba suavemente, se escuchaba un murmullo del agua que corría por el río, el clima era delicioso y había paz. Sólo faltaba él y hubiera estado completa mi felicidad. A pesar de llevarlo siempre conmigo, no estaba, está lejos, a medio mundo de distancia y ni siquiera podía mandarle un mensaje para decirle, “te siento conmigo”.

Abrí mi libro y continué con mi lectura, Asimov me tenía cada vez más embelesada con sus múltiples historias, llenas de personajes tan intelectuales que me gustaría conocerlos en persona. Hace que uno piense en los robots, como seres con sentimientos, capaces de poner su existencia en riesgo con tal de proteger la humana, me hace sentir aún más cariño por los humanoides de lo que ya tenía.

Posterior a mi lectura, di un pequeño paseo por los jardines del lugar, dejando que la brisa tocara mi rostro, escuchando a las avecillas que vivían una vida muy simple, pero llena de alegrías y vuelos por el inmenso cielo. Escuchaba el río incansable y veía pececillos en lo que papá llama “la guardería de pececillos”, los escuchaba por todos lados, iban de un árbol para otro, chismorreaban, se pasaban noticias, se acicalaban, se miraban unos con otros, algunos notaban mí presencia y seguramente la comentaron con los demás. Los periquitos verdes eran muy curiosos de observar, son animales monógamos; que tienen una sola pareja para toda su vida, viajan con ella a todos lados y se acompañan siempre, es sumamente romántico y hermoso, algunos quizá me dirán que es algo muy cursi, pero de igual manera a mí me gusta lo cursi, así que no me molesta. Cantaban haciendo un escándalo a donde quiera que fueran. Eran de un verde indescriptible, preciosos, aves libres, libres para volar a donde quisieran, sin embargo su mundo se reducía a esos árboles para que yo pudiera contemplarlos el día de hoy.

Fuimos a comer, ya era algo tarde, algo así como las 5:30 de la tarde, comenzaba a cambiar la coloración del día, se notaba ese cambio de luz que se da a las 5:30 de la tarde en horario de verano, sumamente peculiar y a mi parecer, una de las horas más hermosas del día, justamente 5:30. Subimos por las escaleras con dirección al cielo, pasamos la cascada, y llegamos por fin al restaurante.

Fetuccini con crema de chipotle, una coca de lata y mucho parmesano. Empezamos con un guacamole, con lo que se puede esperar con un guacamole, algo simplemente delicioso. La música de repente estaba bien, recordando algunos de los buenos clásicos del pop y luego se ponía demasiado contemporánea y lo arruinaba un poco.

Después de unas crepas con cajeta y algo de nieve, un vaso de leche con chocolate y algo de azúcar. Caminamos por la oscura carretera hacia la entrada del hotel, las escaleras con dirección al cielo, no eran lo más adecuado para utilizar cuando la luz era completamente nula, cualquier paso en falso y significaría la muerte de alguien. La carretera tampoco era una opción satisfactoria, pero era la mejor en este caso. Fueron aproximadamente unos 15 minutos hasta la terraza. Dejamos las cosas que nos sobraban dentro, como bolsas, chamarras y disfrutamos de la apacible noche con música de fondo y luces románticas.

The end…

Cortana!