miércoles, 14 de mayo de 2014

Te quiero. Te quise. Te querré. Eres como un verbo conjugado en todas las personas posibles, en todos los tiempos. Presente, pasado, futuro, presente perfecto, PERFECTO.... Eso eres tú.

Miro en el espejo, mis ojos brillan, tengo ganas de ti, tu voz me arrulla... Pero no estas aqui.

Eres esa perfecta combinacion entre fuego y hielo, viento y marea, luz y oscuridad. Eres mio y solo mio. Eres tu.

.... Te amo, te ame y te amare siempre

viernes, 9 de mayo de 2014

Sara

Hay un inconfundible aroma a comida recién hecha, sonido de voces dispersas por todas partes, ruido de teclados, risas, alguno que otro grita.

Sara se pregunta que está pasando en su vida, que sucede, si debe continuar, últimamente no se ha sentido bien, llora, grita y patalea, se siente sola... quizá sea hora de continuar.


Pasan los minutos y sigue ahí taciturna, pensando en qué demonios debe hacer, la decisión era muy difícil, optó por dejarlo de lado. El viento entraba por una ventana y le acariciaba el rostro. Deseaba que fuera la mano de él.


Era hora de comer, su estómago gruñía empedernido, no lograba decidir entre pararse y tomar algo de comer o ignorar su malestar. Pobre Sara, su mente está hecha un embrollo.

Mientras escribe, a lo lejos lo observa, el viento menea su cabello, lo acaricia, deseaba que fuera su mano la que lo tocaba. Platica quién sabe de qué con quién sabe quién, se ve muy animado, el sol, ese que un día fue de ambos lo alumbró como si se tratara de un ángel. Sara soltó una lágrima, le encantaba observarlo.


Una nube cubre el sol, pero él sigue ahí conversando, no se da cuenta de que Sara lo mira con insistencia esperando que la note, suplicando porque no se pierda lo que tienen. Un anillo. El amor que nació hace tantos años, tan perfecto y tan hermoso, tan lleno de problemas, tan lleno de amor. Suspira.


Sara enciende un cigarrillo, se para a fumarlo afuera mientras pasa por su lado, se le queda viendo, él no lo nota, Sara ha cambiado mucho, la forma de su cuerpo, su forma de pensar, su mirada, Sara creció, no era más una niña. Aspira, saca el humo por la nariz, balancea su cigarro en sus delicados dedos, se concentra en el y trata de no pensar en lo cerca que se encontraba de aquél sujeto, a sólo unos metros de ella.


Se da cuenta de que no puede odiar nada, ni su cabello, ni su risa tonta, ni sus manías, ni siquiera sus desplantes molestos de niño berrinchudo. Le da otra calada a su cigarro, se acerca Alondra, con su máscara de niña buena, le toca el brazo, se ríen, se miran, conviven, Sara quiere salir corriendo, pero tiene que ser fuerte, tiene que mirarlos con odio, tiene que aguantar y demostrar que aunque sí, no le afecta en lo más mínimo lo que un zorro haga, pues ella era un Lobo, era imponente, era bella, era perfecta.


Sara intenta de nuevo que la mire, aunque sea para que se de cuenta de que ha cambiado, él tan distante, tan imperfecto, tan él. Le da el último toque a su cigarro, lo tira al suelo y lo aplasta con el pie derecho, exhala. Alondra juega con su cabello, se da cuenta de la presencia de Sara, no dice nada, se voltea, susurra al oído de Gabriel, el asiente con la cabeza, se para de su asiento, se acerca con su caminar cansado, desganado, se le nota desgastado, el trabajo lo agota. Sara se le queda mirando de manera retadora, siente como sus manos tiemblan, como su cuerpo quiere salir corriendo, como se sonroja ante la idea de que quizá puedan conversar de nuevo, Sara sonríe.


La chaqueta de cuero negra que lleva puesta le da un calor increíblemente sofocante, más cuando se expone a los rayos del sol, sin embargo, porta con tanto estilo esa chamarra, que no piensa deshacerse de ella. Quiere prender otro cigarro para mostrar su nuevo estilo, pero a él no le gusta que fume, se aguanta las ganas, no puede evitar el brillo de sus ojos mientras ve que él ha notado su presencia y se dirige hacia ella, Alondra no importaba en esos momentos, él era puramente suyo.


Sara se arregla el pelo que el viento hizo bien en alborotarle, toma de su bolsa el pequeño espejito que siempre le resulta demasiado útil, se observa minuciosamente, está perfecta, Gabriel la amaba, a pesar de todo, eso era todo lo que importaba. Qué importa que esté ocupado? Qué importa que Alondra lo siga a todos lados como un parásito? Qué importaba que Gabriel compartiera su tiempo con Alondra? Sara era la que él prefería, con la que él estaba, la que él amaba, al menos eso es lo que el juraba.


-Tenemos que hablar.- Sara no pudo evitar el tímido esbozo de una sonrisa, se sonrojo y lo miró con esa mirada que a él tanto encantaba, pero algo había diferente.

-Si Gabriel, dime que pasa, te he extrañado sabes? Qué ha pasado en éstos meses?.- Sara no sabía si quería escuchar la respuesta, no quería escuchar que estuvo con Alondra, que ella es maravillosa, que lo ayudo con su trabajo, que se desvelaron, QUE DURMIERON JUNTOS. Maldita zorra!
-He estado muy ocupado sabes? no me ha dado mucho tiempo de estar al pendiente de ti, ni de lo que te pasa, te dejé sola, te extraño pero me callé, no te lo dije, te deje a la deriva y poco a poco te fuiste separando de mi.- Se notaba a Gabriel demasiado calmado, no movía las manos como acostumbraba, estaba sereno, el sol les daba en la cara, pero eso no importaba, la sombra de lo que ocurría era tan oscura que ni siquiera podían notarlo. Se aclaro la garganta.
-Cásate conmigo!

Kaori.

Cartas a Irie #20

Hola, 
Tengo un mensaje para ti, la Luna es de queso y las estrellas son cereal, la vía láctea es leche con azúcar y el Sol es de caramelo.

Hay tantas cosas que quiero decirte, que ayer vi un colibrí y me acordé de ti, vi un canguro y me acordé de ti, vi un camello y me acordé de ti, vi un DINOSAURIO y juro que me acordé de ti.

Lo bonito de esto es que no imorta que no estés, ahí estas presente, te veo en el dibujo de la corteza de un ábol, en las nubes y hasta en el pasto en el que tantas veces nos hemos acostado, húmedo, tan fresco en tiempos de calor tan deliciosa cama nuestra.

Cuando la luz del tiempo se refleja en tus ojos, puedo ver el universo, la Luna que es de queso y el chocolate del universo.

Sí amor, todo eso provocas en mí, haces que sucedan cosas increíbles en mi cuerpo, en mi mente, en mis sueños, en mi imaginación.

Sí amor, eres increíble...

Los pájaros cantan y te escucho, el viento sopla y te siento, te miro en todos lados y lo peor, es que te extraño.

Te quiero mucho...


Su eterna María.