martes, 24 de septiembre de 2013

Soledad

Hacía un frío extraño y todo estaba muy callado, era obvio, me encontraba en la biblioteca de la escuela, se alcanzan a percibir alguno que otro ruido por ahí, el sonar de las teclas de las computadoras, los clicks del mouse y las hojas de los libros que los alumnos muy concentrados leen.

Se percibe un aroma a libro viejo ¡Como me encanta ese aroma! Como una droga lo respiro y saboreo. En una media hora se llevará a cabo el concurso de talentos de la escuela en general, asistiré, a ver cómo me va.

Suenan las teclas, el mouse y el viento. Me siento libre. Hay una señorita sentada a mi lado, se llama Soledad y me hace compañía de vez en cuando, sobretodo cuando no hay nadie, le encanta conversar conmigo y hacerme pensar.

Se escuchan las sillas recorrerse y entra el viento por los ventanales del edificio, elevo la vista y a lo lejos se alcanzan a apreciar algunos árboles y pajarillos, revoloteando sin que les mortifique nada.

Me enamora la naturaleza. Suspiro. Del otro lado hay más árboles ¿Acaso puede ser más perfecta mi universidad?

Me habla Soledad, no tienes amigos, están lejos. Guanajuato. Universidades externas. No hay tiempo. No los veo.

Quizá es lo único que me hace odiar la universidad, esa ausencia de amigos. Como quisiera que estuvieran conmigo y nos divirtiéramos como en el colegio superior, como quisiera verlos y sonreír con ellos. Me quedo callada. Pienso.

Se hace un poco tarde, no quiero dejar de escribir. Pasa el tiempo. Debo irme. El talento me llama...

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