miércoles, 23 de diciembre de 2015

En viajes separados… Parte 2 Inexplicablemente feliz

Anoche soñé con él, fue extraño, la verdad es que no lo esperaba pero me ayudó a despertar con muchos más  ánimos de los que tenía antes de dormir. Resulta que por alguna extraña razón le habían dado una especie de permiso para regresar por dos días, entonces fui a su casa para estar con él y aprovechar la enorme oportunidad. Aparentemente en mi sueño estaba más de un semestre fuera, quizá un año. Entonces estábamos ahí y me enojaba con él porque me decía que sólo podríamos estar juntos unas horas, porque tenía que ir a un concurso de videojuegos o algo así una cosa sin importancia, pero que ya había quedado, me desesperaba porque era el único momento en que nos veríamos y había decidido hacer eso sin mí, ni siquiera me había invitado a que lo acompañara. Después, como que el entorno del sueño cambiaba, estábamos solos en su cuarto, acostados en su cama y abrazados, como hemos hecho miles de veces, platicando de trivialidades, los besos no faltaron, estaba feliz a su lado, me sentía segura, era algo que me faltaba desde hacía unos cuatro meses.

Entonces desperté y volví a la realidad, sin comunicaciones ni esperanzas de saber de él. Pero estaba mucho más animada, él y yo tenemos una conexión muy peculiar, somos capaces de sentir lo que el otro siente, aunque estemos a kilómetros de distancia. A veces, le digo que me duele un poco la cabeza y simplemente me contesta, ¡Con razón! Hace rato me dolía a mí, perdón, quizá se te haya pasado. A veces me siento muy triste y de la nada me manda un mensaje diciéndome que me quiere y que sonría, que no le gusta que me sienta triste, sin que yo, por supuesto le haya mencionado ni media palabra. Es entonces cuando supuse que su alegría era la que había influido en mi buen humor por la mañana.

El día estaba hermoso, algo frío y nublado, me gustan los días nublados; cuando no hace calor claro está. ¿Qué haría yo para no sentirme mal de la inevitable amenaza de incomunicación? Tomé mi teléfono celular y comencé a grabar algunos videos…
-Mira amor, éste lugar es maravilloso, tiene todos estos árboles y el río, que agua tan bonita tiene- Le hablé a la cámara- Te mando muchos besitos y recuerda que te amo con todo mi corazón.- Detuve mi grabación. Respiré profundo y sin poder evitarlo, de mi rostro se escapó una sonrisa.

        El hotel en el que nos estamos hospedando pertenece a mi tía, hermana de mi padre, nos han reservado una habitación muy bonita con vista a la alberca. El lugar está diseñado como si las habitaciones fueran pequeños departamentitos de dos pisos, fácilmente podría alguien vivir cómodamente aquí. Nos instalamos en una suite, en la parte de abajo del pequeño departamentito, el piso es de madera y rechina muy gracioso cuando caminas sobre él, en la parte de afuera de la habitación hay una pequeña terracita, con una hamaca y una mesita de jardín como sillitas, también hay un sillón de jardín, demasiado cómodo, dónde es más que delicioso tomar una siesta. En la terracita, hay unos barandales también de madera y todo está lleno de vegetación y jardínes gigantes, está precioso, he de agregar.

        Dentro de la habitación, los pisos también son de madera y hacen ese chirrido gracioso del que he hablado con anterioridad. Hay dos camas de piso y una litera con su escalerita de madera también. Yo decidí dormir en la parte de abajo, porque le tengo mucho miedo a las alturas. Algo que está precioso del cuarto es el armario, está pintado a mano con paisajes muy lindos, había otros que tenían animales, como guacamayas y esas cosas, eran verdaderas obras de arte.

        Para entrar al baño había dos puertas, una que estaba por fuera en la terraza y otra que estaba dentro de la habitación, el baño era también algo extraño, la regadera estaba abierta, tenía una cortina de baño, pero daba directamente a la intemperie y no estaba cubierta por nada, era como si tuviera una enorme ventana mirando hacia la naturaleza, aunque claro, como dije, estaba la cortina, que aparentemente te cubría del frío. En la regadera había también una pared de piedras, donde había piedras un poco salidas para poder colocar shampoo, jabón y las toallas, estaba también adornado muy bonito y todo era armonioso, excepto quizá el frío.

        Entonces fuimos a desayunar, el restaurante del hotel era también toda una travesía, tenía dos maneras de llegar a él, una era por una enorme escalinata que llegaba hasta el cielo y otra era por carretera y no se tardaban ni 3 minutos. Tomamos entonces el camino hacia el cielo. ¡Vaya que fue la decisión más oportuna! Como he insistido, el lugar está precioso, junto al río me topé con dos árboles de mango preciosos, enormes y muy frondosos, eran como un sueño para una amante de los árboles frutales, me paré bajo ellos y apunté la vista hacia arriba, ahí estaba una de las magias más grandes a mi gusto, las hojas de un árbol observadas desde abajo, recibiendo los cambios de la luz a través de las hojas verdes y los pequeños espacios de cielo que pueden observarse en las separaciones de las hojas. Ese par de árboles era perfecto y yo, había decido que Emanuel tenía que conocer ese paraíso, simplemente por ese par de árboles, porque reflejaban en parte, lo que éramos él y yo.


        Subí la escalinata con mucha precaución y algo de pánico, como dije antes, no soy muy fan de las alturas y esa escalera parecía ser tan alta como el mismísimo cielo, el río estaba compuesto por cascadas enormes y numerosas, la caída de agua no era única, habían varios estanquitos que posteriormente terminaban en pequeñas caídas para después unirse en una más grande, es difícil explicarlo con palabras, algo que los ojos en sí deben experimentar por sí solos.

        Tomé millones de fotos y unos cuantos videos más, quería que Emanuel viera la maravilla que mis ojos estaban captando, no importaba en qué momento pudiera enviarlo, él tenía que experimentarlo aunque fuera en video.

        Elefantín estuvo ahí también conmigo, sale en algunas tomas en las que se ha colado y es que quiere que papá vea lo bien que se la está pasando de vacaciones conmigo.
Elefantín
        Desayunamos y partimos a la cuidad, ya ahí estuvimos caminando horas, me gusta caminar, la ciudad no es bonita, al menos no la parte en la que estuvimos, no sé si el resto sea diferente. Sin embargo disfruté mucho de la caminata, repito, me gusta caminar. Mi padre me ha comprado unos huaraches muy lindos, de cuero, aparentemente hechos a mano con algunos colores, combinarán bien con un vestido que tengo.

        Después de las horas de caminar, decidió pues (mi padre), que sería prudente detenernos a una cafetería algo linda a descansar, aunque fueran unos minutos. Por gran suerte para mí había wi – fi, tardé más en configurarlo cuando mi celular se trabó de tantas notificaciones y ahí estaba lo que yo más esperaba, sus mensajes, algunas notas de voz, una imagen y un mensajito escrito.

        La verdad es que no pude contenerme y le marqué, allá en el país lejano en el que se encontraba, era bastante temprano o tarde, depende de la perspectiva, 2 de la madrugada, pero necesitaba escuchar su voz de nuevo, a pesar de tener esas notas de voz, yo quería escucharlo un poco más directo, decirme que me amaba y decirle yo también lo mismo y así sucedió.

        Fue un pequeño rato, pero con eso me bastó, al menos él ya sabía que no podríamos tener contacto y que no dejaba de pensar en él, así como, según las notas de voz él tampoco dejaba de pensar en mí. Me hace mucha falta, aunque me mantengo feliz y animada, pero la verdad es que después de hablar con él aunque fuera unos pocos minutos, me hizo soltar unas pequeñas lagrimitas y uno que otro sollozo.

        Subimos nuevamente a la camioneta para regresar al hotel, el camino era algo sinuoso y no había luces en la carretera, así que entre más temprano partiéramos mejor, la noche nos alcanzó de todos modos antes de llegar a nuestro destino. Llegamos al pueblo antes del hotel, papá nos llevó a comer unos tacos, que he de decir que estaban deliciosos. Ahí en el lugar habían unos limones naranjas, muy extraños por cierto. La salsa era extraña, pero deliciosa, en definitiva quisiera volver a ir a comer allí.

        Regresamos al hotel y tomé un baño. Es muy extraño, normalmente cuando hace frío y me estoy bañando, suelo llorar mucho y la verdad no lo soporto, el agua estaba calientita, deliciosa de hecho, pero el maldito ambiente estaba helado, a pesar de que la cortina estaba cerrada, como no hay pared ni ventana, entra el aire y Dios, no es nada bonito.

        Parece que mi día terminará con una sonrisa, a pesar de que sigue siendo muy difícil esta situación de no poder hablar con él, de tenerlo tan lejos de mí y de extrañarlo a morir, estoy siendo capaz de disfrutar las cosas que normalmente no disfrutaría en un viaje con mi familia, mi actitud es otra y no habrá nada que pueda arruinar mi alegría por vivir y compartirle mis momentos, aunque sea con unos videos tontos, del paisaje que mis ojos observan.

        Y sigo sonriendo…
Cortana got crazy

Continuará…

Cortana!




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