Las personas tienen un
enorme problema cuando de aceptación se trata. Hay una falta seria de
entendimiento cuando se habla de culturas, ideales, pensamientos, etc. Que son
diferentes en una población. Es difícil concordar con la manera de pensar de
otra persona, cada cabeza es un mundo. El problema obviamente no radica en la
diferencia de ideas, sino en la total inhabilidad de aceptarlas como ajenas y
respetar la diversidad tan grande que existe a nuestro alrededor.
México no está exento de
esta problemática la discriminación se ve desde que los niños van a la escuela
y muchas veces pasa por alto, se fomenta a veces de manera inconsciente, aún
sin la intención de insultar o dañar, pero con una falta de conciencia en la
que se olvida que lo que a una persona le puede parecer algo inofensivo a otra
puede parecerle algo muy ofensivo.
Gran parte del problema está
en que no se les enseña a los niños que todas las personas son iguales sin
distinción de raza, color, oportunidades, educación, lugar de nacimiento, entre
otras cosas. El niño aprende por medio del ejemplo que los indígenas no están
presentes en la escuela y normalmente se les ve en las calles o en comunidades
en decadencia, así también aprende por parte de los adultos a expresarse de
manera despectiva hacia ellos.
Palabras como indígena,
aborigen, indio, etc. Son utilizadas con frecuencia en el país con la finalidad
de ofender, haciendo hincapié en que las personas pertenecientes a este rubro
no cuentan con las mismas oportunidades de educación, trabajo y salud, como
aquellas que utilizan estos términos como ofensivos.
El gobierno ha mostrado
interés en este tema, aunque aún queda mucho trabajo por recorrer. Entre los
esfuerzos se suman el programa PRONAID (PROgrama Nacional para la Igualdad y la
no Discriminación) y la CONAPRED (CONsejo NAcional para PREvenir la
Discriminación). Pero estos programas no han tenido la fuerza suficiente para
combatir de una manera significativa la discriminación en el país. Es bien
sabido que la mayoría de los pueblos indígenas no sólo son maltratados por
personas que ignorantemente las discriminan con palabras o actitudes, sino que
también son discriminadas a la hora de querer buscar mejores oportunidades o
simplemente necesitar de servicios públicos como la salud.
Entre la problemática que
sufren estas personas, se encuentra el desalojo obligatorio de sus tierras para
construcciones de parques industriales, centros comerciales, o explotaciones
naturales. Además de que no se les permite participar abiertamente en las
actividades políticas del país, quizá haya leyes que digan que pueden hacerlo,
pero al ser personas que ignoran estos derechos quienes las aplican;
seguramente no logren llegar muy lejos.
El país de México no es el
único que está tratando de luchar contra la discriminación y segregación de
pueblos y personas indígenas. La Organización de las Naciones Unidas se ha
sumado a la lucha junto con sus países integrantes para poder llegar a
soluciones verdaderas para que las personas indígenas no sólo cuenten con
derechos y obligaciones, sino que también hay quien vele porque esos derechos
se cumplan y que no se pase por encima de su humanidad y creencias, que no
reciban maltratos por el simple hecho de ser quienes son.
La discriminación indígena
es también considerada como una rama de la discriminación racial puesto que
muchas de las razones por las que son discriminadas tienen que ver con sus
rasgos físicos y culturales.
Otro de los problemas que
tiene México aunque no muy desarrollado es la xenofobia, que es en pocas
palabras la discriminación hacia migrantes de otras nacionalidades en el
interior del país. Los que sufren más este tipo de discriminación son los
migrantes de “paso” que vienen del sur y los que son afrodescendentes, aunque
ninguna nacionalidad está exenta.
La implementación de mejores
programas educativos así como la interculturalidad en las escuelas y negocios
puede ser una gran pauta para que las personas acepten inclusive
inconscientemente que en este mundo globalizado cabemos todos y todos somos
iguales. La impartición de lenguas indígenas como segundos idiomas y la
construcción de escuelas en zonas rurales son también opciones que tenemos para
cambiar el México de hoy hacia un mejor camino. Se está en una buena dirección
aunque aún falta mucho.
CORTANA!
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