jueves, 31 de octubre de 2013

Detrás de ti

Te haré extrañarme, necesitarme, te haré desesperar. A tal grado que vengas corriendo y me amarres a tu cuerpo, como quien teme que se le escape algo valioso.

Haré que valores cada suspiro que doy, que grites mi nombre desesperadamente a ver si voy, que me extrañes de tal suerte que te falte el aire justo como a mí en este  instante.

Me encargaré de que no me olvides nunca y siempre me tengas en tu mente latente y febrilmente, como un recuerdo vago, como a quien amas, que no puedes tener, que ves, pero no puedes tocar.

Seré una muñeca de aparador la cuál podrás mirar, soñar, admirar y demás, pero no podrás tocar, estaré en una caja de cristal, impenetrable y sólo te miraré y te sonreiré, hasta que sientas la desesperación que yo tengo en el alma.

Te haré extrañarme, te doleré, te haré añorarme, haré que solo quieras mimarme, me haré reina de tu mundo y gobernaré con tiranía, seré esa que no fui. Para que logres extrañarme.

Haré que llames mil veces, que mandes mensajes, que te preocupes, que me digas llámame a casa, que no logres sacarme de tu mente, haré que desesperes porque no estoy, aunque estoy cerca.

Haré que cuando me tengas, no quieras soltarme. Que cuando puedas besarme, no hagas otra cosa. Que tengas ese miedo constante de perderme que a mi me agobia. Que busques cualquier oportunidad para saber de mí. Haré lo que nunca hice. Te haré extrañarme.

Haré que tu corazón sea un mar de emociones, que te de un vuelco en el estómago cuando yo decida que es momento de mandarte un mensaje y de decirte que te quiero. Justo como a mí me pasa.

Haré que te pongas nervioso porque vas a verme, que cuides cada parte de tu aspecto para ser perfecto para mí, te haré mi esclavo, dependiente de mí, te haré mío y solo mío.

Para que cuando sientas todo el vacío y la soledad que yo tengo ahora, entonces pueda voltear y de nuevo decirte lo que siento por ti y lo mucho que te amo.

Kaori. 

miércoles, 30 de octubre de 2013

Verbos de pensamiento 1

La situación en la que se encontraba Cecilia, mirando el ordenador, resoplando al por mayor, mientras intentaba concentrarse era simplemente extenuante.

Había un desorden exhuberante en su escritorio, hojas regadas por todos lados, una taza de cerámica vacía, una envoltura de un dulce a medio morder y una desesperación por no entender una sola de las palabras que leía.

Se pasaba de un papel a otro. Deudas, unas cartas y un memorandum del trabajo, pero nada tenía sentido. Miraba perpleja cada uno de los papeles que en ese momento sostenía. Suelta un suspiro y algo parecido a un sollozo.

Mira de nuevo, jamás sería capaz de pagar todo ese dinero, ni aunque le aumentaran 3 veces su sueldo, pasa la hoja por tercera vez, una carta de su padre, lee de nuevo. Se va con su secretaria, su mamá no lo comprendía. Espera verla pronto. Rompe la carta con rabia. Pasa de nuevo a la siguiente hoja y relee el memorándum, al día siguiente tendría que organizar toda una junta para la comitiva.

En su escritorio hay tambien una vieja fotogalería, fotos familiares de ella y sus hermanas, un marco roto con una fotografía de ella y su padre, un beso de su madre y la foto de él...

Llovieron los recuerdos y así mismo las lágrimas.

El aunque ella quisiera ya no estaba, es por eso que no entendía nada de lo que leía, no estaba.

Se paró de su escritorio y rebuscó entre sus cosas en el armario y encontró la cajita de recuerdos, lo añoraba como hacía 3 años que no y él ya no volvería.

Un automovil con un borracho y un peatón distraído, eso fue todo.

Se levantó  de  nuevo, ahora de la cama, se puso un conjunto un poco formal y a la vez informal, tomó su abrigo y se arregló el cabello, como quien se apresura para una cita muy importante. Cecilia decidida toma las llaves de su casa, que están colocadas a un lado de la puerta de la entrada principal, toma también las de su auto.

Subió a su auto aún dubitatiba de lo que haría, al fin decidida entró, encendió y se marchó. Llegó a su destino. El Aranda de la Parra, uno de los mejores hospitales de la cuidad.

La saludaron con mucha naturalidad las enfermeras, como quien es cliente frecuente en una tienda, con sonrisas forzadas devuelve cada uno de los saludos.

Tomó el ascensor al piso numero  15, en donde llegaría a su destino. Habitación 3. Abre la puerta aún dubitativa, esperaba ver algún cambio, después de un año. No lo había.

Ahí estaba, como desde hacía 3 años, tendido en una cama como dormitando. Una sonrisa brotó de sus labios, su corazón palpitaba como si fuera su primer encuentro, una lágrima deslizó por su delicado rostro, sin más saltó a sus brazos inhertes llorando amargamente. Ya no había protección, no había hogar, no había nada, no estaba. Gritaba desesperadamente su nombre, lo observaba con amor, era simplemente guapo, con su cabello castaño y sus malditos ojos cerrados, como quien vive en un sueño, un eterno sueño, se queda sollozando mientras lo abraza. Como si se fuera a escapar.

Un movimiento la asusta, no debe ser más que el viento, mas cuando levanta la mirada todo su mundo cambia. Abrió los ojos, después de 3 años. No entendía lo que sucedía, estaba confundido, más al mirarla sonrió y la abrazó aunque siguiera sin entender nada. Ella necesitaba ese abrazo y él lo sabía.

Tres años pasaron para que se volviera a sentir protegida, amada, volvió a tener un hogar.

Kaori. 

domingo, 27 de octubre de 2013

Estás lejos?

¿Por qué sólo me miras? ¿Por qué no me tocas?
Susurras. Lloro. Me acaricias. Te detienes.
¿Qué pasa? ¿Estás realmente aquí?

Me miras angustiado. Desespero. Huyo. No me detienes.

Es que he muerto.

Kaori. 

sábado, 26 de octubre de 2013

Cecilia

Llegó aunque sea por un rato. Ella peinó su cabello y arregló su vestido, a pesar de todo el tiempo que llevaban juntos, aún llegaba a ponerse nerviosa con su aspecto. Quería gustarle siempre.

Abre la puerta. Lo invita a pasar. Le da un cordial beso en la mejilla.

Se sentaron en el sofá de la sala y conversaron un rato, sobre cosas que eran relativamente triviales en ese momento, hablaban de todo, menos de ellos mismos, ella lo extrañaba infinitamente y lo único que pensaba en ese momento era algo parecido a: "¡Callate! ¡Besame!" Sin embargo, lo que salían eran simples palabras como: "Ajá, orale, que padre".

Parecía que el no se daba cuenta de lo que ella decía a gritos en su mente. Ella le toma la mano. El sonríe, pero continúa conversando.

Le decía sobre grandes proyectos, hazañas increíbles que él sería capaz de realizar, ella cuenta algunas anécdotas, pero su mente sigue perdida en el beso que él aún no le da.

Siguen pasando los minutos. Comienza a desesperar. Mueve las piernas con rapidez. Se muerde el labio y se hace sangrar. El no lo nota.

Ella decide pararse a revisarse el labio sangrante, se mira en el espejo y nota que es un simple desastre: "Con razón no quiere ni besarte, nada mas mirate" se dice a sí misma entre susurros.

Sale del baño con la cabeza gacha. El lleva una flor. Sin más, la besa...

Kaori. 

Cartas a Kaori

Amor, sólo sé feliz y ya ¿Sí?
Amame y dejame amarte.

Irie. 

jueves, 24 de octubre de 2013

María

Maria sabe llenar mis horas 
me regala su sonrisa y su calor 

y si no esta lo demás no importa 
se vuelve absurdo 



Maria es como un millón de estrellas 

le ha robado al cielo el alma y la razón 
será por eso que si estoy con ella 
se para el mundo 



Coro 

Y cuando la luna deja de brillar 
ella me alumbra con el sol 
y si la música deja de sonar 
ella me da la voz 
Es todo lo que me hace falta para caminar 
es todo lo que necesito para no tropezarme 
la lluvia apagara el fuego que me quema el alma en mi soledad 
el tiempo que me pesa tanto por no verla soñando 
aquí conmigo... 



Maria te enseña que la vida 

no es tan solo aquello que podemos ver 
también las cosas que están escondidas 
en cada uno 



Maria puede quitarte el sueño 

con un beso ya te puede convencer 
y te hace parte de su universo 
y para el mundo 



Repite coro 



Es todo lo que me hace falta para caminar 

es todo lo que necesito para no tropezarme 
la lluvia apagara el fuego que me quema el alma en mi soledad 
el tiempo que me pesa tanto por no verla soñando 
aquí conmigo...
Alex Ubago. 

Inquietud

Había quietud y algo de humo en el ambiente. Sonaba el reloj y las teclas del ordenador. Tic-Tac ... las manecillas, a lo lejos una fuga de agua. Una figura dormitaba enfrente de un libro abierto y casi todas las luces estaban apagadas. Tac.

Una hoja más, se rogaba. Sólo una mas. Y otra. Y quizá otra. Ya van 100. Casi acaba.

Hacía mucho frío, se puso su chamarra. Llora. Más que suya, es de él. Lo extraña. Ella usa con mucho apego aquella chaqueta que la hace imaginar que él se la coloca en la espalda, la hace sentir  abrazada, en su compañía, la hace sentir que está cerca.

Cierra el libro, apaga su reproductor de música, se escucha el silencio de la biblioteca, suelta un suspiro muy profundo, bosteza, se arrulla con la melodía del silencio. Sale por la puerta. Se sienta en un jardín y abre de nuevo su libro.

Cartas a Irie

Te amo... Fin

lunes, 21 de octubre de 2013

Cosas que pasan, amigos que llegan

Alicia estaba tranquila haciendo la tarea. Alicia recibe un mensaje. Alicia abre sus grandes ojos. Alicia llora. Soda murió.

Alicia abre su Facebook, les avisa a sus amigos. Alicia llora. Alicia se siente sola. Alicia fracasó. Alicia se siente frustrada.

Abre de nuevo su facebook. Alicia se desconcierta. Insultan a Alicia. Se enoja. Reclama. Grita.

Alicia quiere golpear a algunas personas, hay quien le dice que se detenga. Provocan a Alicia, les responde, se calman, regresan, los ignora. Alicia se concentra en llorar, perdió una vida valiosa. Los demás no lo valen. Alicia llora.

Alicia recurre a sus amigos, la consuelan y la calman. Alicia quiere golpear personas. Sus amigos le dicen que no. Alicia está enojada, se está hartando, quiere callarlos con un golpe. Decide que su cerebro mande.

Alicia está enojada. Alicia sigue dolida. Cuando se acuerda llora. Alicia se va a la cama. Alicia duerme. Alicia despierta, es un nuevo día.

Alicia recibe un mensaje. Cree que es de Fernando. Alicia se enoja. La siguen provocando. Ignora el mensaje. Recurre a sus amigos.

Alicia se siente querida. Alicia siente que la cuidan. Alicia tiene amigos. Alicia se siente aceptada. Alicia sonríe.

Los amigos de Alicia la apoyan. Alicia se siente contenta. Alicia ya no llora. Alicia les sigue el juego.

Fin.

Kaori. 

sábado, 19 de octubre de 2013

Una Soda ...

Estabas solo, yo te hice compañía. Te encontré gracias a alguien que te encontró primero. Desde el primer momento en que te ví, me enamoré, fue hermoso, eras un bebé indefenso, tuve la imperiosa necesidad de protegerte y cuidarte. Eras un bebé que necesitaba una madre.

Me hice cargo de ti y desesperé porque no tenías a nadie. Pasé noches en vela cuidandote y dandote amor. Te encontré y fue lo mejor que nos pudo pasar

Entraste a mi vida y le diste una enorme lección, me diste motivos para seguir luchando en mi carrera, para que no haya mas bebés como tú en el mundo sufriendo igual o peor que tú, porque tú, al menos te topaste conmigo, con alguien que te amo como a un hijo y que se preocupo de tí, que llora tu muerte con mucho dolor que te va a extrañar aunque te haya conocido por una sola semana. Tú ya eras parte de mi corazón desde que crucé por primera vez mi mirada contigo. 

Te cargué en mis brazos y te arrullé hasta que durmieras, te bañaba con toallitas húmedas como si fuera tu mami biológica que te está acicalando, hice todo lo que pude por ti, intenté salvarte lo juro. Lloro tu muerte. 

Recuerdo que me mordiste porque mi dedo olía a jamón y que tocabas mi cara con tus pequeñas patitas como abrazandome, te aferrabas a mi como si tuvieras miedo de perderme, pero yo estaba contigo, era tu nueva mamá, no te dejaría solo nunca mas.

Me concentré en tu bienestar, te llevé con el mejor y me dio que estabas muy mal, me anguistié, ¡Yo te quería salvar! El panorama era muy malo, pero mi optimismo y terquedad me decían que todo iba a mejorar.

Me olvidé de mi carrera porque debías asistir a tus citas con el doctor, me deje todo mi tiempo por estar al pendiente de ti, ¡Yo era tu nueva mamá! Olvidé que no tengo dinero, me endeudé con mi mamá, confié en que con eso bastaría, no te iba a dejar.

Si te dejaba solo, me llorabas; si te tenía en mis brazos, ronrroneabas. Te dejaba en tu cajita para que descansaras y tú, desesperabas de tal manera que te salías y me buscabas, cuando por fin dabas conmigo, simplemente te acostabas y te dormías a mis pies te sentías protegido cerca de mí. Era tu mamá. Lloro tu muerte.

Pero nos encontramos querido gatito, me alegraste la vida, me motivaste y yo, bueno, gracias a mi fuiste muy amado, te alimentaste con la mejor calidad, supiste lo que es ser atendido. Fuiste amado y amaste a alguien.

Ahora eres un angelito, que juega con bolas de estambre, que cuida de mis seres queridos que al igual que tú se adelantaron, que juega con mis otras mascotas, eres un angelito que cuidará de mí como yo lo hice por ti, se que estarás al pendiente de mi y si me pierdes me buscarás, te harás bolita y te dormirás al lado de mi.

Gatito, mi Soda, espero y me recuerdes también, que sepas lo mucho que te amé y que estés bien, no es un adiós, es un hasta luego.

Kaori.