jueves, 28 de agosto de 2014

En las memorias de Mary Jane...

Últimamente he pensado mucho en tí, más de lo que estoy acostumbrada, me hace bien y sin embargo extrañamente no me distraigo de lo que debo hacer, es como respirar lo haces todo el tiempo inconscientemente y cuando te das cuenta lo disfrutas aún más, pero jamás dejas de hacerlo.

Así me pasa cuando pienso en ti, eres ese pensamiento eterno que permanece que ahí está siempre, presente, insistente, latente, y cuando me doy cuenta de que ahí ha estado todo el tiempo lo disfruto aún más y respiro profundamente con una sonrisa enorme en el rostro, creo que eso es estar enamorada.

Ahora que lo menciono creo que siempre ha sido así, te he contemplado, desde el momento en que te conocí, en detalles que cualquiera podría pasar por alto, como ver un cómic de spiderman y pensar directamente en ti, cuando cualquier otra persona o tratandose de cualquier otro cómic, simplemente hubiera pasado desapercivido o como algo completamente normal o rutinario, como gusto propio.

Es lo que pasa conmigo .... Siempre estás presetne.

Kaori.

sábado, 9 de agosto de 2014

Querido Peter: (parte 1)

Protegeme en tu piel y duermeme en un abrazo tan poderoso que ya nada mas haga daño.

Entiendeme como nadie y demuestrame asi que el amor si existe. Dejame amarte tan fuerte que sintamos los dos que podríamos explotar en cualquier momento.

Amor, te digo y no miento, te amo. No se que me hiciste, como entraste, de verdad estaba convencida a no dejar entrar a nadie después de lo que me pasó, sin embargo entraste como cuchillo caliente en mantequilla.

Te has convertido en añguien tan importante, alguien con quien quiero pasar el resto de mis días, que aunque llegué a creerlo antes, estoy segura de que esta vez es en serio.

Kaori.

viernes, 18 de julio de 2014

Canal en youtube!!!!

Aquí les dejo un link de ciertos covers que he estado haciendo, procuro hacer uno diario :) espero les guste mucho :* 

La danza del fuego - Mago de Öz


Kaori.

jueves, 17 de julio de 2014

Una lluvia reveladora

La lluvia arreció y se lanzó un diluvio como hacía mucho que no, incluso los lugares techados se hallaban encharcados y llenos de pisadas de distintos zapatos, muchos, de completos extraños que difieren en ideas y vidas, sin saber siquiera que sus pisadas están demasiado cercanas.

En fin, el clima se encontraba implacable y pareciera que el agua quería entrar a cualquier lugar que tuviera una puerta o una ventana o cualquier resquicio por donde pudiera pasar a resguardarse de las inclemencias del tiempo, irónico ¿No?

Alguna grieta en el techo o agujero en la pared, era bueno para que se colaran algunas gotas en los establecimientos urbanos, hasta ellas sentían miedo de la ira de la Madre Tierra, como sea, regresarían a la interperie, ya fuera en un balde o en un trapeador; húmedo por supuesto, y muy pocas podrían permanecer en la protección que brinda el techo de concreto.

Sonó un relámpago, de aquellos que gritan su poder, la tierra se estremeció y por un momento parpadearon las luces de todo el lugar, se podría decir que hasta los semáforos dudaron un poco.

En el restaurante de la esquina, se fue la luz por completo por casi un minuto, dejándolo enteramente obscuro y cuando volvió y todo regresó a la claridad, los comensales reanudaron sus conversaciones como si nada hubiera pasado, mientras que la lluvia seguía golpeando casi con desesperación el cristal de la ventana.

Sin embargo, había algo diferente en el Rissoto's pastas, faltaba un comensal en la mesa que se encontraba en la esquina posterior derecha. Una mesa para dos, arreglada especialmente para una velada romántica y el apuesto joven de cabellos castaños que se encontraba en la mencionada mesa, miraba consternado el asiento vacío que tenía en frente, con un platillo de fetuchini a medio comer y un abrigo colgado en el respaldo.

- Quizá fue al tocador, o quizá necesitaba algo de aire, aunque no creo que con esta lluvia quisiera salir y menos sin su abrigo.- Se decía a si mismo con los  ojos fijos en el asiento ahora vacío.

Otro relámpago volvió a sonar, un poco menos fuerte que el anterior, sin embargo, muy poderoso, él pudo notar como se estremecía la mesa, quizá sí fue mas potente de lo que creyó. Se fue la luz de nuevo.

La gente comenzó a desalojar el lugar, quizá ya habían terminado su comida, o quizá les daba miedo la obscuridad, podía ser también que se hartaran de qje prendieran y apagaran las luces como si se tratara de una discoteca, el hecho es que  sólo quedaban 3 mesas ocupadas de 15 y aquél sujeto de cabellos castaños y saco negro, seguía cavilando sobre el paradero de su prometida, aquella mujer que hacía años había robado su corazón, que lo tenía embelezado y que ahora había desaparecido.

- Ya ha tardado demasiado para haber ido al tocador- La lluvia golpeaba la ventana de manera suplicante, los semáforos cambiaban de verde a rojo y a veces a amarillo con ritmo y simultaneidad, los peatones caminaban sin rumbo aparente con prisas y sin prisas, intentando no mojarse demasiado, como si aquello fuera a matarlos. Ella seguía sin aparecer.

- Seguro que algo se le ha atorado- Volvió a tronar el cielo, esta vez mucho más fuerte que la primera, quizá aún más que las otras dos juntas, volvió a vibrar la mesa, se escuchaba como se movían los tenedores inhertes en los platos con semejantes vibraciones y sopló de nuevo el viento.

De los 3 comensales ahora sólo quedaba 1 y el chico que comenzaba a desesperarse con la ausencia de su novia. La lluvia se estaba volviendo insoportable, el sonido de las gotas, estrellandose con el cristal, el piqueteo de los cubiertos con el plato del otro cliente, la luz, que honestamente no era la adecuada y lastimaba su vista, los rayos que apagaban las luces constantemente y sobre todo la ausencia de su amada, que definitivamente ya había tardado más que demasiado, se escuchó de nuevo el gemido del viento.

El infividuo preocupado, con paso firme, se acercó a la barra y le solicitó a la mesera que atendía, que buscara a la dama en el tocador. Tampoco se encontraba ahí.

Se dirigía de nuevo a su mesa, cuando sintió moverse algo en su bolsa derecha del pantalón.- Mi madre seguramente.- Pensó, algo fastidiado con todo lo que pasaba. Un mensaje de la compañía, eliminó aquella moledtia y al presionar el botón de HOME, apareció aquella foto que tomaron hace algunos días atrás, sonrió, de verdad le gustaba aquella desaparecida mujer, cuando sin más, se le ocurrió la brillante idea de marcar a su celular para saber exactamente dónde se encontraba.

Buscó en el registro de llamadas; Amelie, presionó SEND y se colocó el auricular en la oreja derecha, esperando a que entrara la llamada; tronó de nuevo el cielo y un rayo aterrizó, si así se le puede decir, en un árbol que estaba justo en frente, incendiandolo instantáneamente. Andrew comenzaba a desesperar, cuando cae en la cuenta de que el celular de Amelie sonaba en su mesa.

La tormenta bajó un poco su intensidad, como si las gotas de agua se dieran por vencidas de entrar al restaurante. El árbol seguía en llamas y los bomberos estaban a una cuadra de llegar, se escuchaban las sirenas, Andrew alcanzaba a percibirlas mientras buscaba el teléfono; con movimientos toscos, en el bolso de su novia. Por fin se dió cuenta de que su búsqueda se podía considerar bastante inútil, puesto que el teléfono se encontraba bajo la mesa.

Los bomberos habían llegado ya, la lluvia parecía ya una burla de la tormenta que la ciudad de Nueva York acababa de presenciar, sin embargo de vez en cuando se escuchaba alguno que otro bramido celeste.

Andrew estaba más que asombrado con la escena que, al descubrir el mantel, estaba observando. Ahí estaba su amada y sollozante Amelie, abrazando sus piernas y cubriendo su rostro en el espacio que se hace entre brazo y tronco cuando se encuentra en esta posición. 

El cielo gritó nuevamente y ésta vez las luces sólo parpadearon, Amelie se tomó con más fuerza las piernas y sollozó aún más, con un estremecimiento que sacudió la mesa.

La lluvia se había detenido ya por completo y los bomberos lograban controlar aquél infierno, Andrew estaba ahí mirandola, sentado sobre sus rodillas, enternecido, era obvio lo que pasaba y muy tonto tardó mucho en notarlo, la abrazó y se sentó a su lado, ella recostó su cabeza en el hombró de el, limpiando algunas lágrimas de su rostro.

- Está bien cariño, la tormentá ha terminado.- y la besó...


KAORI.

lunes, 14 de julio de 2014

De las 4:00 am

Que me siento rota, es cierto, me caigo y me levanto como puedo.. Rompió mi alma, jugó con ella y la hizo añicos y no lo odio, de hecho lo quiero, no como antes, no igual, pero lo quiero, fue algo importante, Irie marcó un antes y un después y me cambió.

Sin embargo, así rota como estoy, me aceptas, me sostienes, intentas armarme nuevamente, que quede mejor que nueva... Me enamoras.

No quiero aventurarme a las cosas, pero vaya que eres mi mejor amigo, mi aliado, nunca mi enemigo, compañero y refugio. Eres lo que nadie ha sido.

Y aunque sigo rota, me quieres, con lo poco que puedo ofrecerte, los fragmentos que no estan tan dañados como los demás. Los adoras, como si fueran el gran tesoro pirata.

Y no lo es, ¿quién soy yo, para merecer semejante sujeto? ¿Quien soy yo, para merecer tanto amor, tantas sonrisas? 

Dime querido, ¿que he hecho para merecer aunque sea media sonrisa tuya? Y sin embargo, la tengo.

Que me derrumbo en llanto aún después de tanto. Es que las promesas duelen y a veces son insoportables, le dije que ahí estaría y quizá yo no quiera estar, pero no soy como él y ahí estaré...

Quiero un beso en nuestra esquina Peter Parker, quiero que soñemos una vida, que te imagines a nuestros hijos, sus nombres, sus gustos y su belleza.

Quiero amarte con lo poco que tengo, pero que sepas que aunque minúsculo es eterno y sincero ...


Eres el amor de mi día... 


Kaori.

sábado, 14 de junio de 2014

Cartas a Irie ... Numero se acabó

Querido Irie:

Fue bueno lo que nos pasó, pero ya fue, fuimos muy buenos acompañantes, quiza hasta buenos amantes, pero como dije ya fue.

Espero que te vaya bien en tu nueva vida sin mi y que puedas encontrar a alguien mejor que yo que pueda darte lo que yo no pude ni podre.

Estoy con alguien mas, es cierto y soy muy feliz, espero puedas comprender que yo no era la indicada.

Te quiere...

-Kaori.

Ven conmigo que hay un universo que crear

Veamos que pasa, si te beso lentamente, si subimos el ritmo y simultaneamente lo bajamos.

Veamos que pasa si nos dejamos llevar por esta llama tan intensa, si nos dejamos quemar en su fuego, si nos hacemos eternos.

Quizá explote una estrella o desaparezca un agujero negro en el espacio o nazca otra estrella o quiza hasta aparezca un nuevo planeta tierra, sólo para nosotros.

A lo mejor y creamos hasta un universo o en suspiros aparece una galaxia. Quizá y sólo quizá, somos tan perfectos, que al fusionarnos podemos hacer lo que sea.

Quiero que averiguemos que ocurre si tu y yo permanecemos unidos, ¿Estallaría un volcán? ¿Habría un tsunami? ¿La tierra temblaría? Seguramente sí.

Quiero comprobar que se puede alcanzar la inmortalidad de una vida por el simple hecho de amar a alguien tan intensamente que se mantiene joven y fuerte por siempre.

Y quiero que sepas oh! Amor mío que quiero ser eterna contigo.

-Kaori.

*Be my spiderman* always...

martes, 3 de junio de 2014

Cartas a Irie No.infinito

Sé que puedo, porque he podido y porque estoy pudiendo. Te extraño, las calles impregnadas de tu aroma me susurran tu nombre y no me dejan olvidarte, por mas que quiero ya no pensarte, ahí estas y sé que aunque en donde tu estas no hay recuerdos de mi, el viento te lleva mi nombre, mi aroma y hasta mi presencia y sé que me extrañas y que anhelas mis besos. Pero te amarras en la cintura esa absurda idea y yo nada puedo hacer, ni siquiera esperarte.

Me siento en el rincón donde nos encontramos la primera vez, donde todo nació y la verdad es que me invade la nostalgia y de vez en cuando sin darme cuenta, mis ojos derraman algunas lágrimas. Ya no sé si regresarás, ya no sé si vendrás, ya no se nada. Todo lo que yo tenía certero se acabó, ahora sólo existe una duda existencial y un: que pasaría si...

Hay días como ayer que no paraba de sonreír, que quizá mi tristeza se disfraza de risas, como una defensa del cerebro hacia el dolor que me causa perder a una de las piezas mas importantes de mi vida, aunque quizá ya nada importe, quizá la verdad es que todo se ha acabado y ya no hay remedio.

Por hoy te digo adiós...

miércoles, 14 de mayo de 2014

Te quiero. Te quise. Te querré. Eres como un verbo conjugado en todas las personas posibles, en todos los tiempos. Presente, pasado, futuro, presente perfecto, PERFECTO.... Eso eres tú.

Miro en el espejo, mis ojos brillan, tengo ganas de ti, tu voz me arrulla... Pero no estas aqui.

Eres esa perfecta combinacion entre fuego y hielo, viento y marea, luz y oscuridad. Eres mio y solo mio. Eres tu.

.... Te amo, te ame y te amare siempre

viernes, 9 de mayo de 2014

Sara

Hay un inconfundible aroma a comida recién hecha, sonido de voces dispersas por todas partes, ruido de teclados, risas, alguno que otro grita.

Sara se pregunta que está pasando en su vida, que sucede, si debe continuar, últimamente no se ha sentido bien, llora, grita y patalea, se siente sola... quizá sea hora de continuar.


Pasan los minutos y sigue ahí taciturna, pensando en qué demonios debe hacer, la decisión era muy difícil, optó por dejarlo de lado. El viento entraba por una ventana y le acariciaba el rostro. Deseaba que fuera la mano de él.


Era hora de comer, su estómago gruñía empedernido, no lograba decidir entre pararse y tomar algo de comer o ignorar su malestar. Pobre Sara, su mente está hecha un embrollo.

Mientras escribe, a lo lejos lo observa, el viento menea su cabello, lo acaricia, deseaba que fuera su mano la que lo tocaba. Platica quién sabe de qué con quién sabe quién, se ve muy animado, el sol, ese que un día fue de ambos lo alumbró como si se tratara de un ángel. Sara soltó una lágrima, le encantaba observarlo.


Una nube cubre el sol, pero él sigue ahí conversando, no se da cuenta de que Sara lo mira con insistencia esperando que la note, suplicando porque no se pierda lo que tienen. Un anillo. El amor que nació hace tantos años, tan perfecto y tan hermoso, tan lleno de problemas, tan lleno de amor. Suspira.


Sara enciende un cigarrillo, se para a fumarlo afuera mientras pasa por su lado, se le queda viendo, él no lo nota, Sara ha cambiado mucho, la forma de su cuerpo, su forma de pensar, su mirada, Sara creció, no era más una niña. Aspira, saca el humo por la nariz, balancea su cigarro en sus delicados dedos, se concentra en el y trata de no pensar en lo cerca que se encontraba de aquél sujeto, a sólo unos metros de ella.


Se da cuenta de que no puede odiar nada, ni su cabello, ni su risa tonta, ni sus manías, ni siquiera sus desplantes molestos de niño berrinchudo. Le da otra calada a su cigarro, se acerca Alondra, con su máscara de niña buena, le toca el brazo, se ríen, se miran, conviven, Sara quiere salir corriendo, pero tiene que ser fuerte, tiene que mirarlos con odio, tiene que aguantar y demostrar que aunque sí, no le afecta en lo más mínimo lo que un zorro haga, pues ella era un Lobo, era imponente, era bella, era perfecta.


Sara intenta de nuevo que la mire, aunque sea para que se de cuenta de que ha cambiado, él tan distante, tan imperfecto, tan él. Le da el último toque a su cigarro, lo tira al suelo y lo aplasta con el pie derecho, exhala. Alondra juega con su cabello, se da cuenta de la presencia de Sara, no dice nada, se voltea, susurra al oído de Gabriel, el asiente con la cabeza, se para de su asiento, se acerca con su caminar cansado, desganado, se le nota desgastado, el trabajo lo agota. Sara se le queda mirando de manera retadora, siente como sus manos tiemblan, como su cuerpo quiere salir corriendo, como se sonroja ante la idea de que quizá puedan conversar de nuevo, Sara sonríe.


La chaqueta de cuero negra que lleva puesta le da un calor increíblemente sofocante, más cuando se expone a los rayos del sol, sin embargo, porta con tanto estilo esa chamarra, que no piensa deshacerse de ella. Quiere prender otro cigarro para mostrar su nuevo estilo, pero a él no le gusta que fume, se aguanta las ganas, no puede evitar el brillo de sus ojos mientras ve que él ha notado su presencia y se dirige hacia ella, Alondra no importaba en esos momentos, él era puramente suyo.


Sara se arregla el pelo que el viento hizo bien en alborotarle, toma de su bolsa el pequeño espejito que siempre le resulta demasiado útil, se observa minuciosamente, está perfecta, Gabriel la amaba, a pesar de todo, eso era todo lo que importaba. Qué importa que esté ocupado? Qué importa que Alondra lo siga a todos lados como un parásito? Qué importaba que Gabriel compartiera su tiempo con Alondra? Sara era la que él prefería, con la que él estaba, la que él amaba, al menos eso es lo que el juraba.


-Tenemos que hablar.- Sara no pudo evitar el tímido esbozo de una sonrisa, se sonrojo y lo miró con esa mirada que a él tanto encantaba, pero algo había diferente.

-Si Gabriel, dime que pasa, te he extrañado sabes? Qué ha pasado en éstos meses?.- Sara no sabía si quería escuchar la respuesta, no quería escuchar que estuvo con Alondra, que ella es maravillosa, que lo ayudo con su trabajo, que se desvelaron, QUE DURMIERON JUNTOS. Maldita zorra!
-He estado muy ocupado sabes? no me ha dado mucho tiempo de estar al pendiente de ti, ni de lo que te pasa, te dejé sola, te extraño pero me callé, no te lo dije, te deje a la deriva y poco a poco te fuiste separando de mi.- Se notaba a Gabriel demasiado calmado, no movía las manos como acostumbraba, estaba sereno, el sol les daba en la cara, pero eso no importaba, la sombra de lo que ocurría era tan oscura que ni siquiera podían notarlo. Se aclaro la garganta.
-Cásate conmigo!

Kaori.